Entre los romanos estaba muy extendida la costumbre de la escritura ocasional
sobre muros y columnas, esgrafiada y pintada, y se han encontrado múltiples
inscripciones en latín
vulgar: consignas políticas, insultos, declaraciones de amor,
etcétera, junto a un amplio repertorio de caricaturas y dibujos en lugares menos afectados por
la erosión, como en cuevas-santuario, en muros enterrados, en las catacumbas de Roma o en las ruinas de Pompeya y Herculano, donde quedaron protegidos por la ceniza
volcánica. De época moderna se conocen también ejemplos, hechos por
marineros y piratas que en sus viajes, al pisar tierra, dejaban sus iniciales o
sus seudónimos marcados sobre las piedras o grutas, quemando un trozo de corcho
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